La personalidad de Dios esta expresada en Cristo.
Jesús dijo que quien lo había visto a él, había visto al Padre y que si lo conocieran a él, conocerían al Padre y también dijo que el Padre y él eran uno mismo. Finalmente Jesús dijo que desde ahora lo conocen y han visto al Padre. Por lo tanto Jesús es Dios encarnado y representa su personalidad divina.
Jesús dijo que quien lo había visto a él, había visto al Padre y que si lo conocieran a él, conocerían al Padre y también dijo que el Padre y él eran uno mismo. Finalmente Jesús dijo que desde ahora lo conocen y han visto al Padre. Por lo tanto Jesús es Dios encarnado y representa su personalidad divina.
Todos conocemos lo que hizo en esta tierra, curó a los enfermos, alimentó a los hambrientos, enseñó el camino de la verdad con una sabiduría que supero a todos los sabios de la humanidad, predicó aun cuando los fariseos y saduceos querían matarlo. Vivía de manera humilde, solo con lo necesario, eso habla de su personalidad por encima de los deseos y vanidades del mundo, además de misericordioso, servicial, amable, valiente, amoroso, compasivo y justo, estaba en constante oración pidiendo a Dios Padre por todos los humanos, también hizo gala de su gran poder reprendiendo y calmando a las tormentas en el mar, caminando sobre el agua, expulsando demonios de la gente, multiplicando peces y pan para alimentar a los hambrientos, curando a los ciegos, mudos, sordos, paralíticos y finalmente mostrando el gran amor que tiene por los sere humanos, ofreciendo su propia vida en pago por todos los pecados de la humanidad, su sangre divina fue derramada en la cruz y resucito al tercer día como el bondadoso, humilde y poderoso Dios que es.
Jesús fue el líder perfecto, su palabra tenia gran poder de convencimiento, disciplinaba con firmeza y justicia, era conciliador, pacifico, espiritual, siempre haciendo la voluntad de Dios Padre y en eterna comunión. La hermosa personalidad de Jesús esta resaltada en los evangelios, en ellos se explica las virtudes de Jesús.
Creciendo en un mundo secular, que con las teorías científicas y diversas ideologías que se escudan en lo humanista, espiritista o extrasensorial, buscan hacer atea a la población, con lo cual es fácil crecer con ideas inducidas sobre la evolución, el humanismo, la relatividad moral, y la tolerancia a todas las manifestaciones de comportamiento humano. Por ello es fácil pasar por alto el ejemplo único que significa la vida y obra en la tierra de Jesús. Siendo del linaje real de David, de la casa de Judá, anduvo por el mundo con humildad y sabiduría. En el corazón de la fe cristiana, esta la firme creencia, seguridad y fe, en que Jesús caminó sin pecado por el mundo, siendo el Adán perfecto que cumplió la palabra y voluntad de Dios nuestro Creador de manera perfecta, diligente, humilde y valientemente. Con una gran firmeza de carácter se enfrento a los religiosos empoderados de la época, a los poderes políticos y la naturaleza voluble del ser humano. Su inteligencia y sabiduría está por encima de cualquier humano, y en la época de su encarnación lo demostró al responder a las preguntas mal intencionadas e inteligentes de los representantes de la ley hebrea.
Jesús Cristo sabía quién era y la razón por la que estaba en la tierra, lo cual le permitía guiar a sus seguidores basado en la certeza personal y no en la incertidumbre o en la debilidad. Jesús fue un líder perfecto en todo sentido.
Jesús dijo “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida” de este principio doctrinario se desprenden tres principios; la verdad equivale a la doctrina, la formación y aptitud del liderazgo, “lo que el líder cree”. El camino corresponde a la guía, los valores y la actitud del liderazgo, “lo que el líder es”. Finalmente, la vida se asocia al planteamiento práctico de la acción, su tiempo predicando en la tierra, la transformación de la vida, “lo que el líder hace”.
Jesús dijo: “Ven, sígueme.”, se regía por un método de imitación, como si dijera “Haz lo que yo hago”, en vez de “Haz lo que yo digo”. Él prefería caminar y obrar junto con aquellos a quienes tenía por misión servir. El suyo no fue un liderazgo ejecutado a la distancia. No les temía a las amistades estrechas ni tampoco a que la proximidad que pudiera existir con él desilusionara a sus seguidores. El verdadero liderazgo no puede levantar a nadie a menos que acompañemos y sirvamos a aquellos a quienes dirigimos.
Jesús amaba a su prójimo con un amor perfecto, escuchaba sin presunción. Él era un líder paciente, persuasivo y amoroso. Por haber amado a sus seguidores, Cristo estaba en condiciones de tratar con ellos de igual a igual, de ser sincero con ellos. Hubo veces en que amonestó a Pedro precisamente porque le amaba, y Pedro, por ser un gran hombre, maduró gracias a esas amonestaciones. Pedro pudo hacerlo, pues sabía que Jesús le amaba, y fue por eso que el Maestro lo preparó para ocupar un alto lugar de responsabilidad en la propagación de su mensaje. Un verdadero líder sabe como disciplinar a sus seguidores, guiándolos y preparándolos para mejorar su desempeño. Jesús jamás aprobó el pecado, pero veía en él algo que emergía del interior por necesidades insatisfechas de parte del pecador. Esta percepción le permitió condenar el pecado sin condenar al pecador.
Jesús ejerció un liderazgo abnegado y humilde. Siempre puso sus necesidades y a sí mismo en segundo plano, dedicando su tiempo a ayudar a sus semejantes a toda hora, y lo hizo infatigable, amorosa y eficazmente. Muchos líderes se rigen por el egoísmo, la arrogancia y el egocentrismo, demandando inflexiblemente en sus subordinados, a fin de satisfacer sus propias exigencias. Jesús enseñó que jamás puede haber progreso personal sin libertad.
Jesús era sumamente perceptivo en cuanto a la gente y a los problemas que les afectaban. También poseía la capacidad de calcular a largo plazo el efecto y el resultado de sus declaraciones proféticas, no sólo en lo referente a aquellos que las escucharían de sus propios labios, sino también en quienes las leerían dos mil años después. A menudo vemos a líderes seculares que se apresuran a resolver problemas, buscando la forma de cortar el dolor presente sin darse cuenta de que con ellos no hacen otra cosa que crear aún mayores dificultades y dolor que experimentarán más tarde.
Jesús les hizo saber a sus seguidores que El creía en ellos y en sus posibilidades, lo cual le permitía ayudarles a mejorar la condición de sus almas por medio de sus logros. Tuvo el valor de llamar a Pedro y a otros de sus discípulos, pidiéndoles que dejaran su profesión de pescadores y le siguieran, no después de terminada la temporada de pesca ni inmediatamente después del próximo pez que pescaran, sino en ese mismo momento, sin esperas. Jesús creía en sus seguidores, no sólo por lo que ellos eran, sino por lo que tenían el potencial de llegar a ser. Jesús sabe las capacidades de aquellos a quien dirige y es capaz de ver hasta donde podrían llegar.
Jesús confió a la gente verdades y tareas que estaban en proporción a la capacidad que esas personas tenían. No les abrumó con cosas más complicadas de lo que ellas podrían hacer, sino que les dio lo suficiente para que pudieran progresar interiormente. Él estaba interesado en los aspectos básicos de la naturaleza humana y en producir cambios perdurables, en vez de simples cambios superficiales o de hacerles hacer cosas por salvar las apariencias. Jesús fue capaz de transformar el interior de sus seguidores. Jesús enseñó que no solamente somos responsables por nuestras acciones, sino también por nuestros pensamientos.
Cristo vivió conforme al versículo que dice "el amor al dinero es el principio de todos los males", opuesto a la forma de vida materialista de los humanos que buscan llenarse de posesiones, rangos y títulos, su soberbia no les deja ver mas allá de sus deseos, y la mayoría no alcanza el mundo espiritual. Jesús le dijo al hombre rico "vende todas tus posesiones repártelas entre los pobres y sígueme" para seguir a Cristo debes abandonar el amor al dinero, pero esto es muy difícil para la gran mayoría de los humanos, tal vez imposible para muchos, por ello Jesús dijo "es mas fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre al cielo" aquí se entiende finalmente que la vida de los humanos no debe ser acumular riquezas porque estas se convierten en lo más importante, Jesús dijo "ahí donde pones tu corazón esta tu Dios". Esto nos deja muy claro que la personalidad de Jesús era única, humilde, sabia y arrasadora, no todos podían seguir a Jesús muchos lo abandonaron en cuanto escucharon sus enseñanzas por no poder seguirlas, sin embargo sus Apóstoles lo abandonaron todo para seguirlo, pero la gente común solo debía creer en Jesús algo tan simple y tan difícil al mismo tiempo, ese es el gran tesoro de la fe y pocos la alcanzan. No te obsesiones con las riquezas, no fomentes el amor al dinero, úsalo para cubrir tus necesidades, compártelo con tus seres queridos, ayuda a los necesitados y apoya la verdadera predica de la Palabra de Dios. El dinero es un medio, más no el fin de la vida misma. Nuestra vida debe estar dedicada a reconocer y creer en Dios Cristo Jesús.
No cambies a Jesús por el amor al dinero. Jesús dijo; Mateo 6:19-21 "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladrones minan y hurtan; Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan: Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. "
Contrariamente, aquellos líderes que a lo largo de la historia han resultado más nefastos para la humanidad, así lo fueron debidos precisamente al carecer casi por completo de las virtudes exhibidas en Jesús. Es posible que no todos nosotros podamos llegar a tener todas las virtudes de Jesús, pero sí podemos realizar un esfuerzo honesto por acercarnos a tan grande ideal. Una de las grandes enseñanzas de Jesús fue que todos nosotros llevamos dentro inmensas posibilidades. Al instarnos a ser perfectos así como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto, Jesús no nos sobreestimó ni tampoco pretendió reírse de nosotros. Simplemente nos hizo saber una poderosa verdad, tocante a nuestras posibilidades y a nuestro potencial. Se trata de una verdad tal vez demasiado impactante como para tan siquiera considerar. Jesús, quien no podía mentir, buscó la forma de ampliar nuestro panorama de posibilidades en nuestro camino hacia la perfección. Nosotros no somos perfectos como lo fue Jesús, pero a menos que aquellos que nos rodean puedan percibir nuestros esfuerzos y nuestro progreso, jamás estarán en condiciones de encontrar en nosotros el ejemplo y nos verán como personas carentes de seriedad en todo lo que debemos hacer. En otras palabras, nos resultará muy difícil llegar a ser líderes productivos, a menos que reconozcamos la realidad de ese líder perfecto, Jesús Cristo, y le permitamos ser la luz que alumbre nuestro camino. La Biblia está repleta de ejemplos de líderes quienes, contrariamente a Jesús, no eran perfectos, pero sí fueron sumamente eficaces. Estos ejemplos podrían ayudarnos enormemente si los leyéramos a menudo.
Excelente, lo escrito sobre la personalidad de Jesús.
ResponderEliminarSólo una observación
recuerden Éxodo 20:4
No caigamos en el sincretismo