jueves, 3 de octubre de 2019

¿SI DIOS EXISTE PORQUE NO PODEMOS VERLO?

Como en la mayoría de las cuestiones alrededor de la idea de Dios, todo dependerá de la profundidad y complejidad con la que se conceptualiza al Creador. Si bien el pensamiento ateo es el mas sencillo de comprender,  pues necesariamente sigue las ideas establecidas por el mundo, es decir, el universo se creó de una explosión naciente de la nada, y de ahí la materia fue creada producto del azar y la evolución, en esta idea preconcebida, solo repetida por ser impuesta y aceptada, la idea de un creador es ridícula, incluso insultante. Para los creyentes el concepto de Dios es muy variable, para algunos Dios es casi un amigo y servidor, donde lo toman a la ligera y sin respeto, con el pretexto de que es puro amor y solo le importa la fe; otros creen que necesitan de otros humanos para que les expliquen y muestren lo que es o quien es Dios. También hay personas que utilizan todos sus recursos mentales, académicos y experimentales para comprobar por si mismos quien es el Creador.

Dios, al igual que el amor, no se puede ver, ni tocar o medir; pero sí se puede sentir, y de la misma forma se pueden ver los cambios en tu vida y la vida de otros creyentes, aumentado las virtudes en cada ser humano con fe. Muchas personas dicen no creer en Dios, como otras tantas dicen no creer en el amor, sin embargo, el hecho de que tanto Dios como el amor sean negados no implica su inexistencia. 

La gente no cree en Dios no porque Él no exista, sino porque no le quieren conocer. No entienden su personalidad y lamentablemente jamás han podido experimentar su amor, por eso lo niegan. Aquellas personas que dicen que Dios no existe, es porque tristemente jamás lo han buscado sinceramente,  con un corazón humilde y necesitado de la verdad. 

Para algunos humanos Dios no existe porque no quieren comprometerse con Él. Creer en algo o en alguien implica fidelidad y compromiso, renunciando a muchas cosas. También muchas personas dicen no creer en el amor ni en el matrimonio y es porque saben que al casarse deben comprometerse y dedicar su vida solamente a una persona, dejando de lado cosas que solían hacer antes, porque cuando se elige algo, se renuncia a lo demás. Eso requiere esfuerzo y dedicación, del mismo modo, al escoger a Dios se debe renunciar a muchas cosas que no le agradan o que están mal ante sus ojos, que se expresa con la idea abstracta del “mundo”, y para evitarse esas molestias prefieren negar la existencia de Dios rotundamente, tratando de demostrar su inexistencia constantemente, aunque la vida misma y la capacidad de razonar y decidir sean prueba suficiente. O crean una imagen de Dios que se ajusta a sus conveniencias; estas personas dicen “yo creo que Dios existe, pero a mi manera de ver, es un ser de luz que me ama a pesar de todo lo que haga, piense y diga, nunca me va a castigar, no tengo que asumir la responsabilidad de mi actos malvados, porque Dios me perdona todo y no me exige nada”. 

Esta es una visión limitada y comodina que muchas personas tienen de Dios, pero está muy alejada de la verdad. La base de la fe en un solo Dios, Creador de todo lo que existe viene necesariamente de. Alguna de las tres religiones monoteístas: Cristianismo, Judaísmo e Islamismo. Nosotros creemos en que Dios envío a nuestro Mesías hace 2000 años, trayendo la salvación a todos los pueblos, por ende somos Cristianos, sin denominación especifica.

Si bien Dios nos ama y perdona, para ser perdonados debemos creer sincera y honestamente en Cristo. Sin embargo por el amor y la fe en Dios, quien representa todo lo bueno y puro, nos mantendremos en el camino del bien haciendo buenas obras, nos esforzaremos por cumplir los diez mandamientos y tendremos una fe firme, que nos llevará a estudiar, practicar y predicar las enseñanzas de la Biblia, estas son consecuencias de una fe sincera.

La fe es la cualidad de creer en aquello que no hemos visto con los ojos, pero podemos percibir, de otras formas. Incluso puede considerarse una fe materialista la creencia ciega en la ciencia establecida, como la historia del mundo, las fotos del universo y los hoyos negros, etc. Nadie ha visto nunca al eslabón perdido, clave de la supuesta evolución de las especies; nadie escuchó nunca a un dinosaurio, sin embargo hay grabaciones y representaciones de sus formas y sonidos, basados en supuestos estudios científicos, aderezados con imaginación y diseño. ¿Es que alguien sabe de donde vienen el viento, o hacia donde va? La ciencia podría decir muchas cosas, con su versión de los hechos, con programas de computo y simulaciones de trayectoria, incluso inteligencia artificial, pero nadie, absolutamente nadie,  lo podría comprobar por sus propios sentidos o recursos personales, al final también seria una cuestión de fe.

Dios no quita las consecuencias y la responsabilidad a cada ser humano por sus actos malvados; perdona los pecados, pero se tienen que asumir las consecuencias de dichos actos. Dios nos dio libre albedrío para elegir el bien o hacer el mal, su justicia perfecta disciplina y castiga el mal en esta vida y en la otra, aunque muchas veces sea muy difícil comprenderlo. Dios puede castigar con problemas en diversas áreas, por ejemplo en la salud, amor o dinero. Muchas personas aparentemente tienen todo pero no es así, los ricos y poderosos que continuamente hacen el mal siempre sufren de salud o desamor, no hay quien los ame de verdad porque ellos no aman sinceramente por su egoísmo y ambición que rechaza constantemente a Dios. 

Dios es amor y es quien nos enseña a amar, rechazarlo se traduce en diversos problemas para amar. Dios también castiga los actos de maldad en el infierno y el mayor acto de imprudencia con maldad es rechazar a Cristo Jesús, quien es Dios encarnado. 

A Dios no lo podemos ver ni tocar pero sí podemos experimentar su presencia y también su amor en espíritu, también podemos observar los cambios en nuestra vida, muchas virtudes vienen a formar parte de nuestra personalidad; paciencia, perseverancia, misericordia, amor, autocontrol, bondad, humildad, fe, etc., además de bendiciones y dones que, en base a la personalidad y el nivel espiritual de cada creyente, Dios pone a nuestra disposición para servir a los demás. Pero para poder lograrlo es necesario conocerle, y para lograrlo debemos acercarnos a Él. ¿Y como nos acercamos a Él? Primero debemos creer en Jesús el Mesías, quien es Dios hecho hombre. 

Dios se encarnó en un humano para darse a conocer a todos los seres, muchos lo vieron, sintieron su amor y misericordia, escucharon su gran sabiduría, lo siguieron como la única verdad, el camino y la vida, incluso perdieron la vida por defender su fe en Él, donde ganaron la vida eterna en el cielo. Sin embargo, Jesús ya no se encuentra físicamente en esta tierra, está viviendo en el cielo, pero para todos aquellos que creen en Cristo, estos se convierten en la morada de Jesús.

Pero el asunto de si alguien ha visto al Padre eterno es distinto. Según alguna interpretaciones y supuestos textos antiguos, una de las razones de la rebelión de satan en el cielo fue por el cuestionamiento de la existencia del Padre, pues nadie lo había visto, excepto su hijo y elegido, quien era el mismo. Por ello el querubín rebelde, envidioso y resentido montó en cólera, cuestionando cómo podía haber alguien tan especial que podía ver al Padre, y no era el,  siendo tan apto. Aunque esas aptitudes no tuvieran mérito pues así fue creado en un principio, por voluntad misma del Padre. Así pues vemos que el cuestionamiento sobre la existencia de Dios ha estado presente en la mente de los seres creados desde el principio, aun siendo todos resultados del orden creado y percibir su personalidad en la universalidad de los sentimientos y moral instaurada en nuestras almas.
Después de vivir sin pecado y experimentar por treinta y tres años y medio todo lo que la vida humana ofrece, Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Mediante su muerte redentora, somos perdonados de nuestros pecados y traídos de nuevo a Dios. Sin embargo, esto no lo es todo. Después de tres días Él se levantó victorioso de entre los muertos y en la resurrección el vino a ser el Espíritu vivificante. 

Como el Espíritu, Él está disponible a todos y puede entrar en cualquiera que cree en Él. Por consiguiente, cuando oramos para recibir al Señor Jesús, Dios de hecho viene a vivir en nosotros hoy. Es por medio del Espíritu Santo que Cristo vive en nosotros. Por lo tanto, el grado en que Dios mora en nosotros depende del grado en el que sigamos la guía del Espíritu Santo y utilicemos su poder para realmente intentar llegar a ser como Jesucristo, en cuanto a su naturaleza, carácter, espíritu, actitudes, enfoque y amor. La vida de Jesucristo estará en nosotros sólo en la misma medida en que busquemos hacer de su forma de vida nuestra forma de vida, caminar como Él caminó y vivir como Él vivió.
Mientras más utilicemos el Espíritu Santo para asemejarnos a Cristo, más tendremos de su vida en nosotros y así, más vivirá Él en nosotros. Pero este proceso está bajo nuestro control, no el de Él. Dios quiere que por nuestra propia decisión escojamos vivir como Jesucristo vivió. Esto involucra una búsqueda sincera y humilde de querer convertirnos lo mas similar a Él, de tal forma que su vida se convierta en la nuestra. Dios desea que nosotros tengamos las características de la vida de Cristo en nosotros y tratará de guiarnos en este camino por medio del Espíritu Santo, revelándonos el conocimiento y el entendimiento, dándonos la fuerza espiritual para cambiar y vivir de una manera correcta. Pero Dios no nos va a obligar a vivir de esta forma. Es nuestra libre elección. Es así como Dios en verdad existe, es real y vive en nosotros y nunca nos abandona, pero es necesario tener un corazón sincero para buscarlo y creer en Él, estar dispuesto a cambiar y dejar los pecados que limitan este cambio. Dios pone a nuestra disposición toda la ayuda necesaria, si honestamente quieres tener todas las virtudes de Cristo y ser muy parecido en su carácter y vida ejemplar.

El hecho de que no puedas ver a Dios no significa que no existe, así como no puedes ver el viento, ni sabes de donde viene o adonde va, eso no significa que no es real. Se necesita de un entendimiento racional en todos los aspectos que conllevan a su formación y su funcionamiento. En el caso de Dios necesitas un entendimiento espiritual de su personalidad y no solo creer, sino tener fe, dicha fe solo se gana oyendo o leyendo la palabra de Dios. El primer paso es querer creer y lo siguiente es formar una fe fuerte, con inteligencia y entendimiento. 

Las personas suelen calificar las cosas en base a sus propias experiencias, y lo que no pueden vivir en carne propia, no les queda más remedio que negarlo rotundamente, pero el hecho de que no puedas ver algo no significa que no existe, como ya lo comentamos, simplemente tus sentidos y tus conocimientos están limitados. Tus ojos son ciegos al mundo espiritual, estás muerto en espíritu por ello no entiendes nada del mismo, solo repitiendo filosofías huecas de mediano calibre intelectual. Es necesario nacer de nuevo, pero no de carne sino de espíritu. ¿Y cómo naces de nuevo? Simple, cuando deseas creer de corazón en Cristo Jesús. Por la fe en Cristo sientes a Dios viviendo en tu ser, puedes ver cómo te ayuda respondiendo tus oraciones y observas como ayuda a otros creyentes transformando sus vidas.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20


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