«Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: Todo el que comete pecado, esclavo es del pecado»
Juan 8:34
Todos somos y otros fuimos esclavos del pecado. Los esclavos no tienen voluntad propia, estan bajo el yugo de sus amos. Cuando el pecado es nuestro amo, somos incapaces de resistirlo. Pero, cuando creemos en Cristo su inmenso poder nos libera de nuestra naturaleza pecaminosa, entonces ya no somos seres carnales ocupados y preocupados por las cosas del mundo, ahora somos seres espirituales ocupados en las cosas espirituales, pensando en Dios y tratando de agradarle, somos libres para hacer obras de justicia.
Cuando nos acercamos a Cristo en arrepentimiento recibimos el perdón de pecados y el Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros. Es por su poder que somos capaces de resistir al pecado y convertirnos en esclavos de la justicia.
Puedes elegir ser esclavo del pecado, que es nuestro estado natural, o ser un siervo de Cristo. Los creyentes de Jesús le pertenecen a él y quieren hacer las cosas que a él le agradan. Esto significa que los hijos de Dios lo obedecen y viven libres del pecado habitual. Podemos hacer esto porque Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado y ya no estamos bajo la pena de muerte y separación de Dios.
Como cristianos no debemos continuar en el pecado usual porque hemos muerto al pecado, hemos sido sepultados y resucitados con Cristo, ahora podemos caminar en nueva vida, a diferencia del no creyente que todavía es un esclavo del pecado.
Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo, para que el cuerpo del pecado sea destruido, ya no debemos servir más al pecado, debemos considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. No podemos permitir que el pecado reine en nuestros cuerpos, obedeciendo sus deseos, sino todo lo contrario ser instrumentos de justicia y virtud.
Somos esclavos de aquello que obedecemos y no podemos dejar de hacer, la decisión se tiene que tomar creer o no creer en Jesús, estarás siendo un esclavo ya sea en obediencia al pecado o en obediencia a la justicia, ser un esclavo de la Cristo solo traerá felicidad y vida eterna, ser un esclavo del pecado traerá sufrimiento y muerte.
Sin embargo es necesario comprender que es muy difícil no vivir en pecado, luchamos con eso incluso después de ser un seguidor de Cristo, pero lo importante es no vivir diariamente en el pecado que te esclaviza, puedes caer pero seguirás levantándote cada vez mas fuerte en Cristo para rechazar la tentación del pecado. Estamos libres de la pena del pecado que es la separación de Dios pero todavía vivimos en la presencia del pecado mientras estamos vivos en esta tierra.
Por medio del poder del Espíritu Santo que le es dado a los creyentes en el momento en que llegamos a la fe a Cristo resistiremos cada día la tentación del pecado. Su presencia en nuestras vidas significa que, a medida que crecemos en nuestra fe y llegamos a amar a Dios cada día más, tendremos la fuerza para resistir cada vez más el pecado. A través de la obra del Espíritu Santo, estamos empoderados para resistir el pecado, no ceder a la tentación y vivir según la palabra de Dios. Los pecados usuales los vamos a detestar cada vez más, nos alejaremos naturalmente del pecado, lo rechazamos y despreciamos porque sabemos que solo traerá dolor y muerte fundamentalmente no queremos afectar nuestra comunión con Dios.
Es una gran bendición para los creyentes saber que, aun cuando pequemos, ya no hay ninguna condenación porque estamos en Cristo Jesús, cuando pecamos aun siendo cristianos, si confesamos nuestros pecados cada día al señor, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos para seguir viviendo en una correcta relación con él.
Como creyentes debemos caminar como hijos de Dios viviendo en virtud, colocándonos toda la armadura de Dios cada día para poder resistir el pecado. Es de vital importancia comprometernos a madurar nuestra fe, leyendo y estudiando la Biblia cada día y pasar tiempo en oración con Dios, entonces seremos mas capaces de resistir el pecado y fortalecernos en Espíritu Santo entendiendo su actuar en nuestras vidas, es así como la victoria diaria sobre el pecado nos alentará, fortalecerá y demostrará que ya no somos esclavos del pecado, sino que somos esclavos de Cristo en virtud, paz y vida eterna.
Si aun no has aceptado a Cristo en tu corazón como tu Dios y salvador, este el mejor momento para hacerlo y recibir paz, virtudes y vida eterna, toma su mano y cambia tu vida.
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